"Colores antiguos y detalles nunca vistos" se han desvelado gracias a
los trabajos de limpieza y restauración de las obras, que han permitido a
los especialistas profundizar en su conocimiento de las corrientes
artísticas, los géneros y las técnicas de la pintura romana, según el
comunicado.
La colección contiene algunas de las obras más
importantes de los distintos estilos de la pintura romana antigua
exceptuado el Primer Estilo (150-80 a.C.), cuyas pinturas no fueron
arrancadas porque no eran figurativas.
El Segundo Estilo, llamado
también de pintura "arquitectónica", tiene su mejor exponente en la
Villa de Boscoreale, donde príncipes, filósofos y personificaciones de
dioses se perfilan sobre un fondo de "rojo pompeyano", el color típico
de esta ciudad fabricado con cinabrio. La sala dedicada al Tercer Estilo
comprende una serie de elementos decorativos y grandes cuadros en los
cuales el paisaje predomina sobre la forma humana.
Finalmente, el
Cuarto Estilo (60-80 d.C.), el más presente en la ciudad, cuenta con
ejemplos tan destacados como la Casa de Meleagro, la Casa de Marte y
Venus y la Casa de los Dioscuros, reconstruidas a partir de sus pinturas
murales: Las bodas de Hera y Zeus, Aquiles en Esciro, Marte y Venus o
Ariadna abandonada, entre otras.
La
Villa de los Misterios es uno de los edificios suburbanos de Pompeya,
situado a unos doscientos metros de la Puerta de Herculano, fuera de los
límites de la ciudad. Se trata de una construcción que presenta una
disposición armoniosa y singular de sus ambientes y una superlativa
colección pictórica. Fue construida en la primera mitad del siglo II a.
C. y fue muchas veces remodelada y ampliada. Se presenta como una
construcción de cuatro lados circundada por una terraza panorámica.
Los
usos finales de esta Casa constituyen el ejemplo de una vivienda de
gran lujo unida a una explotación agrícola ganadera. Integrada al
paisaje mediante grandes pórticos y galerías que dan a jardines
colgantes, la Villa de los Misterios se muestra muy distinta de las
casas encontradas en la ciudad.
Si bien casi todas sus paredes se
encuentran decoradas con pinturas, destacan una serie de grandes frescos
que se supone que representaban la iniciación de las esposas a los
Misterios Dionisíacos.
Las imágenes son muy elocuentes: un niño
leyendo el ritual bajo la supervisión de una matrona, una joven que
lleva una bandeja con ofrendas, un grupo de señoras en una celebración
sacramental, un sileno que toca una lira mientras una jovencita ofrece
su seno a una cabra, otro viejo sileno ofrece bedidas a un pequeño
sátiro mientras otro más joven le alcanza una máscara teatral, entre
muchas otras. También se representan las bodas de Dionisio y Ariadna.
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